
Domingo 28 del Tiempo Ordinario (Mt 22,1-14)
El Rey que invita y las reacciones de los invitados: En esta ocasión las invitaciones tienen que ver con un Banquete de Bodas, en el que encontramos algunos puntos sorprendentes y relevantes:
Jesús presenta a Dios como un Rey (el padre del novio)que invita, que hace una oferta: “Vengan a mi festejo”: quiero celebrar la salvación, con mis amigos, que me apetece que me acompañen en un momento tan gozoso y especial, porque la fiesta de mi hijo no sería tal fiesta si faltaran ustedes”. Cabe esperar, además, que siendo el Rey quien invita, en el banquete no falte nada, que sea un derroche:”manjares suculentos, un festín de vinos…”. Lo peculiar de este banquete, tal como lo profetiza Isaías, es que será multitudinario, porque estarán invitados “todos los pueblos”.
Importante: el pueblo de Dios no considera ya que la salvación sea exclusivamente para ellos y Jesús completa esa universalidad diciendo: que son invitados “malos y buenos”.
Claudio Barrantes